Esta no es una historia como la de Winnie The Pooh, cuyo personaje de animación fue creado por Alan Alexander Milne y tuvo inspiración en una osita de por allá en el año 1914, durante la Primera Guerra Mundial. Esta historia es sobre un oso pardo llamado Wojtek, que, en cambio, inicia en plena Segunda Guerra Mundial, en el año de 1942.
Esta gran aventura comenzó en las montañas de Alborz, en el norte de Irán, cuando el osezno quedó huérfano luego de que unos cazadores le dispararán a su madre. Después de este acontecimiento, el pequeño oso fue encontrado por un niño que lo adoptó.
Luego, para el otoño de el mismo año, el niño y el cachorro de oso se encontraron con un grupo de soldados polacos que se movían a través de Irán en su camino rumbo a Irak. En ese momento el oso estaba en estado de desnutrición, parecía muy cansado y hambriento, situación que conmovió el corazón de los soldados, pues ellos mismos sabían lo que era estar agotados y con mucha hambre.
Los militares estaban en Irán tras haber sido liberados de los campos de prisioneros rusos, después de que la Unión Soviética de Iosif Stalin, que había invadido Polonia con la Alemania de Adolf Hitler en 1939, cambiará de bando en el momento en el que los nazis invadieron la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) EN 1941.
Los soldados se convirtieron en miembros de la 22ava Compañía de Suministros de Artillería del II cuerpo polaco, le compraron el oso al niño con algunas monedas persas, chocolate, una navaja suiza y una lata de carne de Res.
Tras la adquisición del osezno, los militares debieron ingeniárselas para ubicarlo sin que sus superiores se dieran cuenta y evitar que les llamaran la atención. Lo alimentaron con leche condensada diluida con agua a través de una botella de vodka a la que le habían adaptado una tetina o mamila de trapo improvisada.
Pero pronto los altos funcionarios se dieron cuenta de la presencia del nuevo recluta, que ya era un animal muy grande, una subespecie del oso pardo norteamericano que crece hasta 1.82 metros de altura y que pesa 200 kilogramos. El animal fue puesto bajo vigilancia del soldado Peter Prendys, quien le enseñó a saludar a Wojtek, también adquirió otros comportamientos y hábitos de la milicia.
En aquella época, se desconocía de los efectos que producían en el cuerpo de los animales el ingerir productos para humanos, además de que el bienestar animal carecía de interés entre la sociedad. Es así como Wojtek llego a tomar cerveza, aunque no le emborrachaba por su cuerpo grande y fuerte, también llegó a fumar cigarrillo, pero se los tragaba. Además de que le gustaba jugar de luchar con los soldados, de forma amistosa claro está.
Wojtek llego a recibir un salario, alimentación básica y hasta grados militares, lo que le hizo alcanzar el estatus necesario para poder abordar el barco que llevo a los soldados de la 22ª compañía, de Egipto hasta Italia.
El animal cargaba los Suministros más pesados hasta el frente de batalla, llevaba municiones y hasta soldados heridos a los puntos de enfermería. Sus compañeros estaban asombrados con el actuar del oso, que parecía entender que estaba en la guerra misma. En una ocasión ahuyento a unos soldados del bando contrario, lo que hizo que le tuvieran aún más respeto.
Finalmente, cuando la guerra llego a su fin, se instaló a Wojtek en un zoológico de Edimburgo, en Escocia, donde murió con 21 años en 1963. En el sitio se edifico una en su memoria, además de unas estatuas en su honor en el Imperial War Museum de Londres, Inglaterra y en el Canadian War Museum de Ottawa, en Canadá.
Sin duda hay animales que nos sorprenden por sus capacidades de aprender a socializar y realizar actividades que creemos imposibles para ellos.
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