Su increíble cerebro era algo fuera de lo común, como si no fuera de este mundo. Cursó exitosamente 7 carreras universitarias, hablaba perfectamente 40 idiomas, escribió infinidad de artículos y unos 15 libros que en nada la ayudaron a alcanzar la fama o que, por lo menos, la gente tuviera conocimiento de sus grandes capacidades.
William es ahora solamente un genio más que esta en lo más profundo del olvido, un joven excepcional que nunca tuvo la buena suerte de ser reconocido y, por lo tanto, nunca pudo encontrar su lugar en el mundo.
Se dice que empezó a hablar a los 6 meses y a los 8 ya podía comer solo, ya con un año y medio podía leer perfectamente el periódico, dominaba todo tipo de lenguas, incluso las que ya no se practican y lo más impactante es que con tan solo 8 años, logró inventar su propio idioma llamado Vendergood. A los 9 años ya había escrito cuatro libros sobre anatomía y astronomía. Una verdadera maravilla.
Obviamente, cuando hablamos de inteligencia, priman 2 factores importantes, que son las habilidades innatas y las habilidades adquiridas. Estas últimas fueron transmitidas a William por medio de un estricta y dura base de instrucciones de parte de su padre, un hombre obsesionado con la psicología y con convertir a su hijo en el mayor genio de todos los tiempos.
Este brillante joven tenía otras inquietudes que iban más allá de sus estudios, cuando descubrió el socialismo, sintió que a lo mejor había encontrado su camino. Era 1914 y William había tomado la decisión de dejar sus estudios de leyes, como era día del Trabajador, no dudo en formar parte de una marcha comunista que acabo con unos disturbios y en su arresto.
Participo en muchísimas marchas más que también le abrieron camino a una nueva detención y se le condena a 18 meses de prisión. Era un chico valiente, ateo y comunista. ¿Qué hicieron entonces sus padres ávidos de que su hijo siguiera por el camino que ellos habían previsto para el? Pues no dudaron en llevarlo a una institución en la que fuera internado y así corregirle sus ideas políticas.
Estando en la institución, fue tratado por un psicoanalista ruso, que quiso hacer de él el ser humano más inteligente de la historia. Sus padres apoyaron este duro programa para convertirlo en una autentica máquina humana. Se escribieron infinidad de artículos sobre él y su sobrehumana inteligencia, pero William, al tener la menor oportunidad, escapo de este centro y rompió contacto con todo médico, psicólogo y hasta con sus padres por haber apoyado la tortura psicológica hecha contra él.
Los siguientes años empezó a estudiar carreras a su antojo, coleccionando títulos, para poder mantenerse trabajaba en empleos sencillos que no le hicieran destacar ni llamar la atención para evitar volver a ser acosado por científicos y se mudaba constantemente.
Nunca pudo casarse ni formar una familia, ni siquiera pudo tener una sola pareja, la muerte le llegó trágicamente en 1944 a la edad de 46 años, un derrame cerebral puso punto final a su brillantez y su espectacular cerebro que un día ya no pudo más.
En este tiempo se estima que su coeficiente intelectual seguro sobrepasaba los 250 puntos, incluso se cree que alcanzó los 300 puntos, muy por encima de los célebres científicos más conocidos que no sobrepasaron los 200 puntos, tales como Albert Einstein o Stephen Hawking, que se encuentran por debajo de este puntaje.
¿Conocías la historia de este genio incomprendido?
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