Suele suceder muchas veces que tienes una enorme sensación de hambre y cuando finalmente sacias esa necesidad, es casi inmediato e inevitable que comienzas a sentir una fuerte sensación de sueño y cansancio. Principal causante de las siestas después de comer y suele estar muy relacionada con enormes ingestas de comida, sin embargo, esto tiene mucho más que decir, al respecto de lo que comemos que con la cantidad que ingerimos.
De acuerdo con el vicepresidente de la Asociación Española del Sueño, Javier Puertas, inicialmente, existe un primer factor que en realidad nada tiene que ver con la comidas y que ocasiona este fenómeno y es nuestro reloj biológico. Según las palabras del experto, los círculos circadianos, que son los encargados de regular nuestro organismo en funciones de las horas de luz y de oscuridad, marcan dos momentos de somnolencia al día. El primero es el más común conocido y es el de la noche y el segundo llega aproximadamente 8 horas después de haber despertado. Esto ocasiona que en muchos países en los que se retrasa el tiempo de almuerzo o comida, este termine coincidiendo justo con la hora en la que llega la somnolencia biológica.
Además de la hora que biológicamente establece nuestro reloj interno, también hay un segundo y muy importante factor que produce sueño en nosotros después de haber comido y ese tiene que ver mucho con la digestión aunque no por lo que creemos. De forma muy tradicional, se ha relacionado la sensación de cansancio tras las comidas con el hecho de que el flujo sanguíneo se desviaba hacia el estómago para poder hacer la digestión dejando a órganos muy importantes, como el cerebro, sin el flujo sanguíneo necesario, osea, menos cantidad de sangre en la cabeza.
Sin embargo esta es una creencia bastante inexacta, ya que el cerebro es el último órgano al que no le hace falta nunca flujo sanguíneo. Este dato fue comprobado en el año 2008, cuando un grupo de investigadores de la Universidad de Manchester lograron constatar mediante un estudio, que la glucosa procedente de la comida, si provoca una notable disminución de las orexinas, un tipo de hormona encargada de mantener el cuerpo en alerta y regulando el comportamiento del sueño y vigilia. De la misma forma, los científicos en el estudio determinaron que todo consumo de aquellos alimentos que son ricos en proteínas, pueden aumentar las actividades de las neuronas que son las productoras de orexinas para así mantener el cuerpo en estado de alerta y más despierto por mucho más tiempo.
Por lo tanto, esta demostrado científicamente que los componentes de la comida así como los niveles de glucosa en ellos influyen activamente en el sueño posterior, aún más de los que lo hacen las cantidades. Es así como el consumir alimentos ricos en grasas he hidratos de carbono en las comidas provoca más sueño que otros que contienen más proteínas como la carne, huevos o pescado. También debemos recordar que los alimentos ultra procesados y de acción rápida así como los ricos en azucares, alteran considerablemente los ciclos de sueño, produciendo somnolencia después de comer pero produciendo insomnio por las noches.
Así como hay alimentos que disminuyen las orexinas, también hay alimentos que aumentan los niveles de melatonina en el cuerpo, esta hormona es secretada en el cerebro y la encargada de que cumpla múltiples funciones en el organismo, como la de promover el sueño y disminuir la actividad de nuestro cuerpo. Entre los alimentos que aumentan esta hormona están las fresas, cerezas, plátanos, maíz, vino tinto, tomates y arroz.
Además de los precursores de la melanina y serotonina, también existe el aminoácido L-Triptofano que también ayuda a favorecer el descanso. Este puede ser encontrado en los pavos, queso, Almendras, huevos, piña y cereales.
Para poder hacer frente a esa insoportable sensación de sueño que nos invade después de comer, los expertos recomiendan tener un sueño en muy buena duración y calidad. Luego de pensar en todas esas bebidas energéticas disponibles en el mercado, una buena taza de Café, o talvez té, incluso el delicioso chocolate, son muy buenas opciones de antídoto para la somnolencia de las tardes. Siempre bajando la alta ingesta de azúcar que, como leímos anteriormente, está lo que hace es agregar sueño momentáneo, pero regresando en forma de insomnio nocturno. Además, que la ingesta de azúcar no trae ningún beneficio específico a la salud más que agregar un poco de dopamina al cerebro para darte una vaga sensación de felicidad.
¿Haz sentido ese fuerte sueño luego de haber comido muy bien, en algún momento? Déjanos saber tu opinión en la caja de comentarios.
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