Las grandes guerras mundiales que se han liberado en nuestro planeta han dejado un sinnúmero de terribles noticias que aún resultan muy difíciles de traer nuevamente a las memorias. Las vidas que se perdieron, los conflictos que aún siguen afectando a los países involucrados, etc, todo eso no es nada fácil de sacarlo de la mente. Pero así como ocurrieron todas estas terribles situaciones, también salieron a luz algunos datos que podrían resultar muy interesantes de escuchar.
Uno de esos se trata de Stubby, un sargento de la Primera Guerra Mundial que fue uno de los más populares y conocidos del siglo XX. Pero este sargento no era un sargento cualquiera, era uno de cuatro patas que se robó el corazón de todo el pelotón con el que se encontraba. Se podría decir que alcanzó su popularidad debido a su gran valentía o talvez fue por su audacia, pero la mayoría creen que fue por su enorme carisma.
El sargento Stubby fue un perro líder que sin duda con su carisma y vibra positiva ayudó a mantener unido y de pie a su tropa al igual que la moral de sus compañeros soldados en lo más alto, logrando de esta forma la unidad entre sus amigos y quizás influyendo de esa forma el que sus aliados ganarán la guerra.
Para el año de 1917, en el estadio de Yale Field, en Connecticut, Estados Unidos, caminaba sin un rumbo claro un pequeño perro y eso hizo que llamara la atención de los soldados que se encontraban haciendo su entrenamiento militar en el estadio, ya que pronto estos viajarían a Europa a participar de la guerra. El perro, al ser tan amistoso, rápidamente se hizo amigo de los soldados y sobre todo del cabo Robert Conroy, el lazo que formaron fue tal que, al momento de partir a la guerra, antes de partir con su regimiento de infantería, Conroy se llevó llevó Stubby escondido con él.
Stubby era un perrito callejero, una cruza entre las razas de perro Pitbull y Terrier Francés, tenía una mezcla de colores café marrón y blanco en su pelaje. Este perro se ganó su puesto en la 26ta División de Infantería cuando levantó su pata y la colocó sobre su cabeza imitando el saludo que todos hacían a los militares que viajaban en el barco.
Conroy lo llamó Stubby porque era pequeño y muy gordito, la palabra Stubby significa estas 2 cosas en inglés.
Sin ser consciente de ello, Stubby se desempeño de una forma formidable como miembro de la División y gracias a sus hazañas de guerra, fue el primer perro ascendido al rango de Sargento.
Ya ubicados en el campo de guerra, Stubby y Conroy sobrevivieron a diversos ataques con gases tóxicos gracias a que llevaban máscaras anti-gas y eso le permitió destacar porque al quedar sensible a ese olor, era capaz de identificarlo en los momentos en los que los atacaban mientras estaban dormidos, salvando muchas vidas. Obtuvo su primera herida de guerra al ser lastimado por los alemanes en una pata.
Ayudaba a encontrar soldados heridos y a identificar espías. Participó en 17 batallas en Europa y por eso lo convirtieron en Héroe Nacional. Conoció a 3 presidentes estadounidenses durante sus mandatos y cuando su amigo Conroy se fue a estudiar a la Universidad de Georgetown, Stubby se convirtió también en la mascota oficial de la Universidad.
Stubby murió en 1926 mientras dormía plácidamente sobre los brazos de su amigo Conroy. En la actualidad se exhibe con todas sus condecoraciones en el Museo Smithsonian de la Historia de Estados Unidos.
Definitivamente hay héroes que no necesitan hablar para ganarse de forma muy merecida los rangos y el cariño de todos, solo 4 patas y mucha actitud.
Te invitamos a leer nuestro artículo sobre: Wojtek, el oso soldado que lucho en la Segunda Guerra Mundial.
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