A través de las décadas han surgido muchos personajes en el mundo que han logrado cosas impresionantes en pro de la vida humana y todo lo que le acompaña sobre este planeta, muchos han sido renombrados a nivel mundial, muy conocidos e incluso premiados por sus logros pero así también hay muchos otros cuyos avances y descubrimientos quedaron engavetados y ocultos para la gran mayoría de todo el mundo, tal como el científico conocido como el nuevo Tesla, a quien han saboteado para que sus descubrimientos no vean la luz del mundo, también está el caso del Dr. Baranski, de quien también su historia fue borrada del conocimiento público mundial.
Así es como también hicieron con otro científico del cual se conoce muy poco en el mundo de la ciencia pero fue el que estuvo más cerca que nadie de lograr la resurrección y es quizá ese el motivo por el cual no se le permitió desarrollar dicho proyecto, su nombre fue Robert Cornish y hoy conocerás un poco más de su historia, lo que logró y como impidieron que logrará su objetivo, aclaramos de que no se trata de ningún evento religioso sino científico.
Robert nació un 21 de diciembre de 1903 en una ciudad del estado de California, en Estados Unidos y falleció un 06 de marzo de 1963 debido, según el dictamen médico, a causas naturales. Robert logró algo de reconocimiento en cuanto se dio a conocer que era el pionero del interesante Proyecto Lázaro, haciendo referencia bíblica al personaje Lázaro y su resurrección, el científico contó con el apoyo de la Universidad de Berkley para poder llevar a cabo su experimento.
Fue para los años 30 que Cornish logró crear un sistema que le permitía resucitar muertos. Por supuesto que esto no es algo que logró de la noche a la mañana, sino que le llevó varios años de preparación y sus primeras prácticas se dieron en animales, específicamente en 5 perros a los que llamó Lázaro prestando atención al personaje de la biblia que resucitó gracias al maestro Jesús. Cornish logró comprobar su experimento con algunos de los caninos pero su ambición era mucho mayor que esa, el quería dar el paso hacia los humanos y tenía la esperanza de lograr científicamente la resurrección.
El científico empezó a desarrollar el experimento mediante la administración de éter, una sustancia utilizada en la medicina como anestésico, a los perros, así los perros morían plácidamente y el científico podía dar inicio a su esperanzador experimento. El genio creía firmemente que si balanceaba el cuerpo muerto de arriba a abajo, en repetidas ocasiones, y le aplicaba sangre, anticoagulantes y oxígeno, se podría reactivar las funciones esenciales del cuerpo. Todo era a prueba y error, por supuesto que los primeros 3 intentos fracasaron pero los 2 últimos perros sobrevivieron y continuaron viviendo por varios meses más.
Lo que si hubo que destacar de ello es que los caninos volvieron a la vida con severos daños cerebrales, problemas de motricidad y ceguera. Pero esto no detenía a la gran ambición que tenia Robert Cornish y después de probar en varios animales más, el científico intento revivir a un delincuente que fue condenado a muerte en el año 1947. Desafortunadamente no recibió el permiso de las autoridades penitenciarias para manipular el cuerpo del delincuente una vez que pasó por la cámara de gas. Luego la noticia de su hallazgo llegó a oídos de altos mandos de Estados Unidos, los que ejecutaron una fuerte presión social sobre el biólogo que finalmente le hicieron desistir de continuar su proyecto y nunca pudo probarlo en humanos.
Esta era quizá la gran oportunidad que tenía la humanidad de volver a la vida de forma casi inmediata y no mediante el sueño criogénico que quieren emplear algunas figuras mundiales importantes. Déjanos saber tu opinión en la sección de comentarios.
Te invitamos a leer nuestro artículo sobre La Cápsula del Suicidio.
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