Para muchos religiosos, el simple hecho de mencionar su nombre hace que reciten oraciones de protección pues provoca miedo, escalofríos y hasta creen sentir el olor del azufre entrando por sus narices. Lucifer es sinónimo de rebeldía, caos y desobediencia en casi todas las culturas.
Al tratar de imaginarlo, muchos piensan en el ángel más hermoso de la creación, pero también al mayor causante de un conflicto cósmico jamás ocurrido en la historia. Según lo que dice la historia, Lucifer, seducido por su propio orgullo y ego, arrastró con él a una gran parte de los ángeles que estaban destinados a dar adoración a Dios, lo que provocó una enorme rebelión que trajo como consecuencias lo que hoy se conoce como la existencia del dolor, la maldad y muerte en el mundo. Es por eso que este ángel es conocido como un símbolo de rebeldía y mal, provocador de todo lado oscuro en las personas.
Pero también se cree que la historia está llena de muchas contradicciones, ya que en la biblia no hay una verdadera teoría lógica que explique tal suceso y se sabe que un suceso de tal magnitud no podría pasar desapercibido en los registros de la biblia, por lo menos algún detalle de que fue lo que sucedió y porque sucedió debió haber estado presente. Lo cierto es que en ninguna de las biblias modernas aparece el nombre de Lucifer, solamente en las antiguas.
Se conoce por demonio a un ser de origen sobrenatural descrito como no humano y que generalmente tiene un temperamento malévolo. Todas estas connotaciones negativas fueron siendo agregadas al concepto de demonio con el paso de los siglos por las distintas religiones.
En el antiguo testamento, se le conoce como Diablo al adversario de Dios, por eso su nombre es sinónimo de enemigo u opositor. Extrañamente, el Satanás que se conoce de textos bíblicos antiguos, nada tiene que ver con ángeles caídos, ni demonios comunes ni mucho menos siendo el originario del origen de la maldad, es simplemente un ángel a las órdenes de Dios y cuyo trabajo eran las tareas no tan agradables. Satanás aparece mucho después en los datos bíblicos como el del antípoder.
Es en el Nuevo Testamento donde se le conoce a Satanás con el nombre de Diablo, que significa acusar, pero también se le conoce con múltiples nombres como: Maligno, Padre de Mentiras, Beelzebub, Serpiente Antigua, Belial, Rey de las Tinieblas, etc. Por su parte, Lucifer significando Estrella de La Mañana, no es mencionado en el Nuevo Testamento y según declaraciones de exorcistas reconocidos, Lucifer no es más que un demonio de segundo rango en importancia jerárquica demoníaca, pero para el cristianismo, Lucifer y Satanás son el mismo ser.
Según la costumbre cristiana, es Lucifer quien representa al ángel caído, un ejemplo de belleza y sabiduría, a quien la soberbia lo inclinó a la oscuridad. En el Cristianismo Lucifer es el nombre que lleva tenía el príncipe de los demonios antes de su caída y Satanás el nombre que adopto una vez que fue desterrado del cielo.
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