¿Qué sucede con nuestro cuerpo cuando morimos?

¿Seguramente en más de una ocasión debió haberse cruzado por nuestra mente la pregunta acerca de que ocurre con nuestro cuerpo cuando la vida en él se termina, que sucede después de este suceso? Y es que, a ciencia cierta y por muy fatalista que suene, lo mas seguro que tenemos en esta vida, es la muerte.

Al morir nuestro cuerpo aún no ha terminado su viaje. Al contrario, comenzará un largo proceso de eliminación de sus componentes. ¿Pero, qué sucede con los cuerpos cuando estos se descomponen? ¿Por qué debemos aprender sobre esto? ¿Qué les sucede a los cuerpos de forma natural, sin haberse preparado para retrasar su descomposición?

Cuando pensamos en descomposición, inmediatamente lo relacionamos con la putrefacción, pero en realidad el proceso de descomposición es mucho más largo.

Bajo las condiciones naturales, cuando un cuerpo es dejado afuera, en un ambiente natural, o se coloca en una tumba poco profunda, el cuerpo sin vida comienza a desintegrarse lentamente hasta que sólo quedan los huesos.

¿Qué sucede en la descomposición?

La descomposición del cuerpo humano es un proceso muy largo y tiene muchas etapas, entre las que la putrefacción es solo una parte de ellas.

La descomposición es un fenómeno a través del cual los complejos componentes orgánicos de un organismo que previamente estaba vivo, comienzan a separarse gradualmente en elementos cada vez más simples. Un proceso continuo que comienza en el momento de la muerte y termina cuando el cuerpo queda reducido a un esqueleto.

Hay varias señales que indican que un cuerpo ha comenzado su proceso de descomposición y son:

• Livor mortis: se refiere al punto en el que el cuerpo del fallecido se vuelve muy pálido o ceniciento, lo cual se debe a la pérdida de la circulación sanguínea cuando el corazón deja de latir. Este proceso puede iniciar aproximadamente 1 hora después de morir y se puede extender hasta por 9 o 12 horas.
• Rigor mortis: en esta el cuerpo se vuelve rígido y completamente indestructible ya que todos los músculos se tensan debido a los cambios que ocurren en ellos a nivel celular. Este empieza a suceder entre 2 y 6 horas después de la muerte y puede durar hasta 24 a 84 horas. Después de esto los músculos se vuelven flexibles y flácidos otra vez.
• Algor mortis: sucede cuando el cuerpo se enfría porque deja de regular su temperatura interna. Lo frío del cuerpo dependerá en gran manera de la temperatura del ambiente.

Otros de los signos claros de descomposición incluyen que el cuerpo asuma un tinte verdoso en su piel y por supuesto, la conocida putrefacción.

El color verdoso del cuerpo se debe al hecho de que los gases de sulfuro de hidrógeno se acumulan en sus cavidades, estos reaccionan con la hemoglobina en la sangre creando la sulfohemoglobina, el pigmento verdoso que da a los cuerpos en descomposición ese extraño color.

Luego sucede el proceso de separación de la piel y finalmente sucede la putrefacción. Este proceso de reciclaje de la naturaleza que se ve facilitado por las acciones concertadas de agentes bacterianos, fúngicos y de insectos a lo largo del tiempo, hasta que se despoja al cuerpo de todos los tejidos blandos y solo queda el esqueleto.

Fin del viaje de un proceso, sin duda, fascinante.

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