Con la llegada de las fiestas navideñas es normal que podamos ver árboles de Navidad por todos lados, centros comerciales, oficinas, tiendas, restaurantes, clínicas, parques y sobre todo, en las salas de las casas. Los hay de todos los tamaños, formas y colores, permitiendo liberar en nosotros nuestra creatividad y haciendo que se sienta aún más vivo el espíritu navideño en nuestro interior, por la forma en como ilumina el lugar donde se encuentre.
Pero la mayoría es lo único que sabemos, que se ve bonito y nos trae alegría, más no sabemos su procedencia. Se dice que antiguamente, el árbol era adornado en honor a un Dios y que, como todas las tradiciones cristianas, se dice que tiene un origen pagano.
Cuando los primeros cristianos llegaron al terrible norte de Europa, encontraron una celebración que se realizada en honor a Frey, el Dios del Sol y la fertilidad. Dicha actividad se hacía con un árbol que representaba el universo, llamado Yggdrasil, la copa era Asgard, morada de los dioses y el Valhalla, el palacio de Odín.
Claro que la influencia y evangelización cristiana transformó la tradición y más tarde se resignificaría: el árbol de Navidad como símbolo del nacimiento de Cristo. Los primeros cristianos en llegar a Escandinavia observaron que la fecha de adoración nórdica coincidía con la navidad.
Al llevar la evangelización a esos pueblos, se conservó la tradición, pero se cambió por completo su significado a conveniencia cristiana pues ante la imposibilidad de arrancarla, debieron modificarla.
También hay una leyenda sobre el árbol de Navidad que cuenta que en el siglo VIII había un árbol consagrado a THOR en la región de Hesse, en el centro de Alemania, en el cual cada año durante el solsticio de invierno se le ofreció un sacrificio. Pero el misionero Bonifacio taló el árbol ante la mirada atónita de los lugareños y tras leer el evangelio, que les ofreció un abeto, un árbol de paz que representa “la vida eterna” porque sus hojas siempre están verdes y su copa siempre señala al cielo.
Por eso, a partir de ese momento, se empezaron a talar los abetos en navidad, les colgaban de los techos he incluso se dice que el teólogo Martin Lutero puso unas velas sobre las ramas de su árbol porque sus luces iluminaban como las estrellas en las noches de invierno. Así que se asume que el árbol de Navidad moderno como lo conocemos tiene su origen en Alemania.
Cuando los árboles navideños llegaron a América, eran vistos como un símbolo pagano y muchos ciudadanos no los aceptaron, pero todo mejoro durante el siglo XIX cuando llegó la influencia de los alemanes e irlandeses.
La adoración de los árboles es común entre paganos europeos y la cristiandad, donde las tradiciones escandinavas decoraban las casa y granjas con estos elementos para Año Nuevo y sobre todo para ayudar a espantar al diablo.
¿Y tú ya sabias el origen del árbol de Navidad? Déjanos tu opinión en la caja de comentarios.
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