Hay personas que nacieron con una habilidad impecable en diversas áreas, tanto así que desde que dieron sus pininos en dicha rama, fue muy notorio su talento que casi de inmediato se alzaron de una manera asombrosa, dando a conocer que cuando se quiere llegar a la grandeza, sólo debes demostrar que puedes hacerlo posible. Es muy bien sabido que los inicios nunca suelen ser fáciles, pero cuando traes la estrellita del talento y el éxito, esto es mucho más sencillo de llevar y un ejemplo claro de ello es Carmen Laforet, una asombrosa escritora que empezó a ganar premios desde su primera publicación.
Tenía tan solo 23 años cuando Carmen ganó un Premio Nadal, el 06 de enero de 1945, por su primera novela titulada Nada. Carmen Laforet nació en Barcelona, España en el año 1921 pero gran parte de su infancia y adolescencia la vive en las Islas Canarias. Cuando recién finaliza guerra civil, Carmen vuelve con su familia a Barcelona, teniendo ella 18 años e inicia sus estudios de filosofía y letras, los cuales desafortunadamente no pudo terminar debido al sensible fallecimiento de su madre y de que su padre se haya vuelto a casar.
3 años después se marcha de Barcelona con rumbo a Madrid en donde se presenta casi en los últimos minutos a los Premios Nadal, aconsejada por un hombre que le presentó una amiga y quien luego se convertiría en su marido, Manuel Cerezales. Estando con él durante 11 años, procrearon 5 hijos y finalmente se separan en el año 1970. Después esa etapa de su vida inicia una fe católica a medias, influenciado por su relación con la tenista Lily Álvarez, pero matizando dicho suceso con el hecho de que sus creencias van más allá de una religión en particular, pues se creía una persona muy espiritual.
Además de haber escrito la novela Nada, que explica de forma magistral la asfixia social que se produjo en la España después de la Primera Guerra, Carmen también escribió La Isla y los Demonios, en el año 1952, que cuenta la historia de cómo fue su vida en las Islas Canarias, luego escribe La Mujer Nueva, en el año 1955, obra que le permite ganar un Premio Nacional de Escritura pero que no fue bien recibido el premio entre el público.
Carmen gustaba de vivir experiencias místicas y como resultado de una de ellas aparece La Insolación, en el año 1963, y Al Volver la Esquina, en los años 70, pero que no público ya que no le convenía y dicha obra vio la luz hasta unos meses después de su muerte. Era considerada por muchos como una persona rara con un carácter algo retraído. Era una mujer menuda, de pómulos marcados y facciones angulosas que sin ella saberlo, comenzó a padecer de una enfermedad neurodegenerativa que poco a poco la fue sumiendo en un mundo muy solitario y lleno de recuerdos que al final fueron mermando su capacidad creadora.
Para los años 60 ella empezó a quejarse y de su padecimiento y con los años se fue haciendo más evidente su rechazo hacia la vida pública, dejando que la enfermedad afectará su capacidad de habla y escritura, pero esto no afecto la forma en la que es conocida en su propio movimiento, en el cual se ha destacado su difícil naturalidad y su capacidad para construir diálogos y personajes vivos. Carmen Laforet fallece el 28 de febrero de 2004 en Madrid, España, pero su legado literario sigue más vivo que nunca, por lo cual, una parte de ella siempre seguirá viva.
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